Formación tu mejor inversión

“En tiempos de cambio, quienes estén abierto al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe” Eric Hoffer.

Son pocas las farmacias, y en general las pymes españolas, que tienen un presupuesto de formación anual. En este post resaltaremos la importancia de una formación continuada en los equipos de trabajo como una forma de invertir tanto en tus empleados como en tu propia farmacia. La formación ha de ser parte de nuestra estrategia empresarial, ha de poder capacitar a los miembros del equipo en la realización de tareas rutinarias. Habilidades comerciales y tareas tecnológicas; pero también ha de ser el mecanismo de difusión de la cultura organizativa que se quiere desarrollar en el negocio.

En época de crisis se tiende a recortar todos los costes que son considerados accesorios desde el punto de vista de la gestión empresarial. Bajo esta lógica hay farmacéuticos que consideran la formación como un gasto porque no representa un retorno directo, y el coste de la formación es fácilmente medible (pagar por un curso, formador, sala, tiempo).

Sabemos que el retorno de la formación es en ocasiones complicado de medir, no obstante, podemos hacernos una idea del coste que puede suponer la “no formación”, es decir, el tiempo que puede tardar el equipo en aprender una habilidad, transferir un conocimiento a un compañero/a o igualar la calidad de atención a los clientes en todo el equipo. Consideremos como ejemplo, el coste que puede tener que algún miembro del equipo no domine alguna de las herramientas tecnológicas y programas de la farmacia, cómo afecta esto a su productividad y cómo puede afectar a la imagen y al servicio que presta a la comunidad de pacientes.

Así pues, ¿en qué consiste un plan de formación? ¿para qué diseñar un plan formativo? ¿cómo implementarlo?

La farmacia ha vivido y está viviendo cambios radicales. Frente a un modelo basado en la dispensación de medicamentos de prescripción y una exposición pasiva de productos, tomar mayor importancia una farmacia de servicios, orientada a la atención personalizada a los pacientes por colectivos afines y necesidades específicas. Siendo la clave principal el valor del consejo farmacéutico.

Para abordar un plan de formación debemos analizar qué factores responden a las necesidades formativas. Se pueden resumir en ocho factores: Objetivos estratégicos, Desarrollo y mejora, Cultura organizativa, Nuevas incorporaciones de personal, Mejora productiva y consecución de objetivos, Renovación tecnológica, Reconversión del negocio, Motivación personal.

¿QUIÉNES SOMOS Y QUIÉNES QUEREMOS SER?

  1. Lo primero que debe preguntarse el titular es por la identidad de su farmacia: ¿qué tipo de farmacia es? Una pregunta sencilla que, en la mayoría de ocasiones, acaba convirtiéndose en querer satisfacer a todos los públicos.

  2. La segunda reflexión que debemos plantearnos es imaginar qué farmacia le gustaría tener; para quién y con qué servicios. Saber el tipo de farmacia que quiere ser le permitirá focalizarse en un objetivo claro y podrá así diseñar la estrategia para llegar a ese objetivo.

  3. Una vez definido el tipo de farmacia que quiere ser, hay que definir en qué se especializará. La concentración de ofertas y servicios será clave a la hora de diferenciarse de los competidores.

FASES DEL PLAN DE FORMACIÓN

  1. Determinar las necesidades de formación

  2. Establecer los objetivos de formación del plan

  3. Planificación de la formación

  4. Comunicar el plan de formación

En resumen, para realizar un plan de formación, primero hay que tener clara la estrategia del negocio. Debemos definir quiénes somos, dónde queremos llegar y diseñar un plan de acción que nos permita alcanzar los objetivos marcados.

Si necesitáis de un equipo externo para que os oriente en este proceso, estaremos encantados de acompañaros.